domingo, 28 de diciembre de 2014



PASTORAL AMERICANA de Philip Roth


¿Y qué tiene de malo la vida de los Levov? ¿Qué hay en este mundo menos represible que la vida de los Levov? Con esta  pregunta retórica, ¿o no?, termina después de más de quinientas páginas, Pastoral Americana.

Los Levov son una familia americana,  de clase acomodada, de Newark, con una próspera industria en el sector del guante. El padre, Seymour, apodado el Sueco, es alto, guapo, destacado atleta universitario, buen padre de familia y judío. La madre, Dawn, hija de un fontanero, fue Miss New Jersey en 1949, gran esposa, ama de casa y católica. Todo es ideal…pero…la hija, Merry, representa la válvula de escape de la conciencia de la familia y, se podría decir que, de toda una generación, de una forma de vida y de una sociedad, la occidental, la americana, la sociedad “bien”…que tapa sus neurosis con grandes mansiones, vinos caros y colegios privados…

Philip Roth hace un ejercicio de introspección psicológica encomiable en esta novela, va trepanando como un  escultor, hasta ir quitando capas y reduciendo a sus personajes a un armazón básico sin apenas ropajes, hasta un juicio sumario cuyo único juez es el lector, ¿es tan idílico el paisaje?, el éxito en los negocios, en la escuela, ante los amigos ¿lo es todo? ¿la cultura y la intelectualidad son una garantía de felicidad? ¿qué antídoto hay frente a la soledad?. Todas estas preguntas van rondando la cabeza del lector sugestionados por Roth, quién en su tarea de demiurgo, va tejiendo una cosmogonía paralela a la real, a la oficial, a la satisfactoria, a la que sale en las revistas de decoración. Todo ello con el telón de fondo de una serie de acontecimientos enloquecidos y cruciales en una época concreta, muy identificables, como son la guerra de Vietnam, el caso Watergate, etc, que acaban incidiendo en la conducta de los personajes e influyendo decididamente en sus vidas y que posteriormente daría paso a unas formas de vida y de protestas sociales.

Roth hace la crónica de una época de los Estados Unidos, a través de una serie de personajes que se quedan sin muletas a las que asirse, que han invertido toda su ilusión y sus esfuerzos  en un modelo de vida que no tiene todas las respuestas, que no promete la felicidad, pese a que parezca lo contrario. En pleno apogeo de la revolución industrial  y del sistema capitalista, todos sus modelos de ciudadanos ideales hacen agua y naufragan y el lector va siendo cómplice de ese análisis profundo.

En un libro donde aparecen los grandes temas universales, las grandes preguntas , los clásicos, el Sueco Levov, a modo de Odiseo, tiene que aventurarse, a conquistar un montón de cosas que creía conquistadas: su mujer, su hija, quién desaparece del hogar familiar a los dieciséis años tras cometer un acto delictivo, sus padres, sus amigos, mientras todos se sientan en la mesa ante el gran pavo de Acción de Gracias, que constituye Pastoral Americana, el día donde  comen judíos con católicos, irlandeses con italianos, sin preguntarse por su origen como ciudadanos de un mundo nuevo en el país de las oportunidades.

Sin entrar en listas ni en apuestas, podemos decir que este libro tiene detrás a un autor de mucho fuste, perfectamente asentado en su profesión, que controla denodadamente el oficio, un gran narrador y creador de  personajes de  gran complejidad y personalidad. Estructurado en tres partes, empieza como un libro de memorias del omnipresente Nathan Zuckerman, para pasar en su segunda y tercera parte, para mi  la mejor, a un narrador en tercera persona que nos describe un elenco de actores que giran alrededor del Sueco y su familia, utilizando párrafos muy largos, frases muy reflexivas y descripciones pormenorizadas de paisajes, casas y situaciones. Hacia el final de la tercera parte parece desenredarse el jeroglífico, donde aparecen las respuestas a preguntas sin respuesta, que nadie va a responder jamás porque la vida es un gran jeroglífico, como todos presuponen, porque las soluciones son tan variadas como caras tiene el poliedro, donde cada apuesta es una vida en sí sin retorno posible y donde los errores se pagan por años transcurridos. 

Pastoral Americana, a parte de una crónica de la América rica y todopoderosa, puede ser una crónica vital del ser humano de cualquier lugar, donde afloran los sentimientos, las pasiones de la vida y las dudas, que esconde detrás a parte de un forjador del lenguaje a un gran observador del ser humano, que ensambla frases  rotundas…”Todos tenemos hogar. Es ahí donde todo sale mal”…”Uno cree que puede proteger a una familia y resulta que ni siquiera puede protegerse a sí mismo”, con conversaciones triviales ante el té con el pastel de la tarde.


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