PASTORAL AMERICANA de Philip Roth
¿Y qué tiene de malo la vida de los Levov?
¿Qué hay en este mundo menos represible que la vida de los Levov? Con esta pregunta retórica, ¿o no?, termina después de
más de quinientas páginas, Pastoral Americana.
Los Levov son una familia americana, de clase acomodada, de Newark, con una
próspera industria en el sector del guante. El padre, Seymour, apodado el
Sueco, es alto, guapo, destacado atleta universitario, buen padre de familia y
judío. La madre, Dawn, hija de un fontanero, fue Miss New Jersey en 1949, gran
esposa, ama de casa y católica. Todo es ideal…pero…la hija, Merry, representa
la válvula de escape de la conciencia de la familia y, se podría decir que, de
toda una generación, de una forma de vida y de una sociedad, la occidental, la
americana, la sociedad “bien”…que tapa sus neurosis con grandes mansiones,
vinos caros y colegios privados…
Philip Roth hace un ejercicio de
introspección psicológica encomiable en esta novela, va trepanando como un escultor, hasta ir quitando capas y
reduciendo a sus personajes a un armazón básico sin apenas ropajes, hasta un
juicio sumario cuyo único juez es el lector, ¿es tan idílico el paisaje?, el
éxito en los negocios, en la escuela, ante los amigos ¿lo es todo? ¿la cultura
y la intelectualidad son una garantía de felicidad? ¿qué antídoto hay frente a
la soledad?. Todas estas preguntas van rondando la cabeza del lector
sugestionados por Roth, quién en su tarea de demiurgo, va tejiendo una
cosmogonía paralela a la real, a la oficial, a la satisfactoria, a la que sale
en las revistas de decoración. Todo ello con el telón de fondo de una serie de
acontecimientos enloquecidos y cruciales en una época concreta, muy
identificables, como son la guerra de Vietnam, el caso Watergate, etc, que
acaban incidiendo en la conducta de los personajes e influyendo decididamente
en sus vidas y que posteriormente daría paso a unas formas de vida y de
protestas sociales.
Roth hace la crónica de una época de los
Estados Unidos, a través de una serie de personajes que se quedan sin muletas a
las que asirse, que han invertido toda su ilusión y sus esfuerzos en un modelo de vida que no tiene todas las
respuestas, que no promete la felicidad, pese a que parezca lo contrario. En
pleno apogeo de la revolución industrial
y del sistema capitalista, todos sus modelos de ciudadanos ideales
hacen agua y naufragan y el lector va siendo cómplice de ese análisis profundo.
En un libro donde aparecen los grandes temas
universales, las grandes preguntas , los clásicos, el Sueco Levov,
a modo de Odiseo, tiene que aventurarse, a conquistar un montón de cosas que
creía conquistadas: su mujer, su hija, quién desaparece del hogar familiar a
los dieciséis años tras cometer un acto delictivo, sus padres, sus amigos,
mientras todos se sientan en la mesa ante el gran pavo de Acción de Gracias,
que constituye Pastoral Americana, el día donde
comen judíos con católicos, irlandeses con italianos, sin preguntarse
por su origen como ciudadanos de un mundo nuevo en el país de las oportunidades.
Sin entrar en listas ni en apuestas, podemos
decir que este libro tiene detrás a un autor de mucho fuste, perfectamente
asentado en su profesión, que controla denodadamente el oficio, un gran
narrador y creador de personajes de gran complejidad y personalidad. Estructurado
en tres partes, empieza como un libro de memorias del omnipresente Nathan
Zuckerman, para pasar en su segunda y tercera parte, para mi la mejor, a un narrador en tercera persona
que nos describe un elenco de actores que giran alrededor del Sueco y su
familia, utilizando párrafos muy largos, frases muy reflexivas y descripciones
pormenorizadas de paisajes, casas y situaciones. Hacia el final de la tercera
parte parece desenredarse el jeroglífico, donde aparecen las respuestas a
preguntas sin respuesta, que nadie va a responder jamás porque la vida es un
gran jeroglífico, como todos presuponen, porque las soluciones son tan variadas
como caras tiene el poliedro, donde cada apuesta es una vida en sí sin retorno
posible y donde los errores se pagan por años transcurridos.
Pastoral Americana, a parte de una crónica
de la América rica y todopoderosa, puede ser una crónica vital del ser humano
de cualquier lugar, donde afloran los sentimientos, las pasiones de la vida y
las dudas, que esconde detrás a parte de un forjador del lenguaje a un gran
observador del ser humano, que ensambla frases
rotundas…”Todos tenemos hogar. Es ahí donde todo sale mal”…”Uno cree que
puede proteger a una familia y resulta que ni siquiera puede protegerse a sí
mismo”, con conversaciones triviales ante el té con el pastel de la tarde.
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