...y de forma inesperada, como ocurren la mejores, nos asomamos a una de las ventanas mágicas que alberga nuestra tierra...nos vamos a El Rocío, cayendo cats and dogs, como diría un castizo de allá arriba...y vemos, asombrados, la lluvia, como arrastra arena, piedras, hojas, ramas, hasta su madre, la Marisma Madre, con un ritmo vertiginoso que hace la travesía impracticable, convirtiendo la Aldea en un semi-lago...y nos subimos al balcón en construcción...y vemos que la lluvia además arrastra una tarde...como hace años que no veía una tarde igual, insólita, única...fruto de la tabla de colores de esta zona...
...una tarde encendida, y que recordaré, con las dos personas que tenía a mi lado, por mucho tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario