viernes, 11 de abril de 2014

Por si se va la luz de Lara Moreno (Lumen) 

 

Lara Moreno, cosolidada escritora de relatos y poesía, se pone a ello y fragua una novela.

Me llama la atención el carácter apocalíptico que tiene toda la narración. Abre la novela una descripción somera de material de lo que se llevan al sitio al que deciden irse a vivir, Martín y Nadia, una joven pareja en crisis, urbanitas, que rompen con su forma de vida para mudarse a un pequeño poblado rural, hastiados de la forma de vida actual, el consumismo, las redes sociales y la crisis de valores.

La novela va describiendo las peripecias, pensamientos, dudas y cavilaciones de una serie de personajes curiosos, que ejercen, por voluntad propia una forma de vida primigenia, basada en el trueque, la agricultura, los remedios naturales y el contacto con la naturaleza, a lo largo de una serie de capítulos narrados en primera persona, por cuatro habitantes del pueblo: Martín y Nadia, la pareja de recién llegados; Enrique un viejo habitante del poblado, que regenta un bar y una librería donde presta libros a sus amigos y Damián un viejo aventurero que vive sus últimos días en el pueblo y  un narrador omnisciente. Completa el plantel de personajes  Elena, una vieja sanadora, solitaria y casi autista, que vive rodeada de animales y yerbas curativas, Yvana, una mujer de mediana edad que escapó del poblado para acabar volviendo y Zhenia una niña, hija de unos emigrantes del este que acompaña a Yvana.

La estructura consta de capítulos que parecen pequeños relatos, y siempre desde distintos puntos de vista,  como hemos dicho, con descripciones someras, y con una importancia esencial del aspecto psicológico de los personajes, donde sus reflexiones internas están muy vinculadas por el ambiente en el poblado y la influencia de  los otros personajes, marcando así el  comportamiento y la evolución de cada uno de ellos.

 La vuelta a una sociedad primitiva alejada de ropajes adquiridos por la evolución de las sociedades tecnológicas y burocratizadas actuales, donde se relativizan aspectos tan de moda como el reciclaje, las medicinas o los seguros médicos privados, constituyen la esencia de este libro que supone una reflexión muy interesante y cuestionan el tipo de vida que llevamos y  que se ha convertido en el modo de vida del ciudadano medio occidental.

Se ha dicho de las influencias de otros autores clásicos en la autora, especialmente de Faulkner, por el tratamiento de un ambiente rural y por la estructura del libro, Mientras Agonizo, verbi gratia, etc,...a mí personalmente,  cierto personaje, como la sanadora Elena, me recuerda a los personajes propios del realismo mágico, por esa alteración de la vida normal, por la ensoñación y la extrañeza de afrontar la vida que destila, parece un personaje anacrónico llegado de otro tiempo. Puede ser un libro interesante, si se afronta sin mayores pretensiones, y una forma de conectar con uno de los nuevos autores de nuestra literatura actual.