viernes, 4 de octubre de 2013

jueves, 3 de octubre de 2013


EL ROCIO 2013


Recuerdo, chico yo, en los rocíos de la calle Sanlúcar, en la casa de mis abuelos, a mi tío decir, medio en serio medio en broma, - un día me presento a Hermano Mayor- y mi abuelo que lo escuchaba sonreía, - no me quiero morir sin que lo seas- decía.


Mi abuelo…


…creador de un linaje, un hombre humilde, de la tierra,  alegre, luchador, a pesar de las zancadillas de la época y de la vida, sabía alegrar a los que lo rodeaban, y allí en aquella colmena que supo crear con los suyos vivimos nuestras primeras romerías todos juntos, aprendimos lo que eran, creció el germen…


“Por el camino, a orillas del mar, disfrutando de la dorada esgrima del sol entre los pinos” dice Barbeito.


…y de todas las sensaciones vividas, siempre recordaré el camino de ida, las imágenes que perduran en el recuerdo y en los píxeles de las fotografías, las paradas, el rezo a caballo, las prisas, la responsabilidad de sentirte el representante de tan magno acontecimiento, atender a la gente, la gente…las palabras de la gente, la alforja mojada, la tarde, la noche, los acontecimientos, el horario establecido, los olores, los cantos, las sevillanas, adiós me dice alguien que no acierto a saber quien es, el simpecado, los acompañantes del Hermano Mayor… el Hermano Mayor, sus gestos, mueve una mano que indica algo que todos sabemos que es y sin preguntar realizamos, ejecutando una cadena de actos intuitivos no pronosticados por nadie y asentidos por todos; los hijos del Hermano Mayor,mi primos, musitan una hilera de mensajes casi imperceptibles, perfectamente interceptados, su mujer, mi tía y toda una historia de ilusiones, merodean por su cabeza, y se plasman en este día…


Y llegamos a la Venta, que fue de mi abuelo, cuyo lugar todos recuerdan, la Venta Camacho, y mi padre descubre un trozo de madera rotulado con su nombre, y nos acordamos de él,  y por las miradas, por las lágrimas, por las sonrisas, los que  lo conocimos lo vemos aparecer entre los pinos, vemos su rostro halagador, su silueta, su sombrero, su voz, sentimos como sus manos  nos tocan y nos dan una palmada en la espalda, siento un pellizco en la mejilla, su espíritu valiente nos hace tirar para “lante” y no arredrarnos por la lluvia, o por el frío...y en esto que  cesa la lluvia, sabemos que ha sido él, lucen leves espigas doradas de sol, ya sé que está con nosotros,  quería estar, nunca nos fallaría…y mi abuela con su delantal, su vestido, su compostura, lo acompaña…y todos seguimos, todo ha comenzado, estamos más protegidos…curiosamente miro a mi lado y ha brotado una florecilla que antes no estaba, ¿la lluvia?, ¿el sol?, ¿los duendes?, se ha obrado el milagro…aprieto la cincha que estaba floja y proseguimos a la Aldea …nos espera la Pastora.