Ribetehilos es un paraje de Almonte formado por un conjunto de lagunas, pinos piñoneros y monte blanco...alcornoques, madroños, retamas... sustituyen los eucaliptos con los que se repobló la zona años atrás, excepto una mancha de estos árboles que todavía permanece y que al acercarte, te envuelve y te susurra canciones de marineros.
martes, 20 de noviembre de 2012
Toro, Torero y Afición: Toreo de salón a finales del S XIX
Toro, Torero y Afición: Toreo de salón a finales del S XIX: Con este vídeo de los hermanos Lumière ha iniciado su interesante, amena y didáctica conferencia Víctor Pérez López en el Aula de Taurom...
sábado, 6 de octubre de 2012

LAS ÁGUILAS.NOVELA DE LA VIDA DEL TORERO.1911.
José López Pinillos "Parmeno"
Me vuelvo a encontrar, andando el tiempo, con esta
novela que leí hace tres o cuatro años.
El autor, tipo pintoresco, utilizó el seudónimo de
“Parmeno”, el criado de “La Celestina”, gran parte de su vida, después de haber
utilizado el de “Puck”, personaje fantástico de la literatura anglosajona.
Nacido en Sevilla en 1875, emigró pronto a la capital de España para buscar
fortuna como escritor y periodista.
La novela, que no es larga, once capítulos, y casi
doscientas cincuenta páginas, describe
la trayectoria de un muchacho, Josele, de principios de siglo XX, desde
sus inicios como hijo de un zapatero calavera y pendenciero de Sevilla hasta su
ascenso como figura del toreo. El protagonista
emerge de la escala social en la que le ha tocado nacer, para progresar
en la vida, a cornadas, a dentelladas y a fuerza de jugársela cada tarde “como
un tío”, eje de su ciencia y de su éxito… como un águila, intentando salir del
nido en el que le tocó nacer y en el que un día decide que no quiere permanecer , buscando cada instante de su existencia un impulso que le aúpe de
esa mediocridad que le ha deparado el destino, y le aleje de un futuro como zapatero.
Con una
pretendida pátina de novela social, de denuncia, con un espíritu regeneracionista,
propio de la Generación del 98 y de la escuela de Joaquín Costa, su autor, que se alineó en esta corriente de pensamiento, y que abrazó ideas progresistas,
trabajó en los periódicos más importantes de la época, “El Globo”, “España”,
“El Liberal” y conoció a Pío Baroja, Azorín, Unamuno, Galdós…pretende
mostrarnos el lado más lacerante de la sociedad en la que vive y
particularmente de la sociedad andaluza, espacio en el que centró la mayor
parte de su producción literaria. El narrador, toda la novela está
escrita en tercera persona, relata la
historia de un muchacho de origen humilde de una ciudad del sur de
España y de las mil peripecias que le ocurren hasta que llega a alcanzar su
objetivo a través del toreo, y esa escusa, como podría haber sido otra
cualquiera, le sirve para retratar la
España de la época, y más concretamente Andalucía, para hablarnos de sus
personajes, de su modo de vida, de sus preocupaciones, de las relaciones entre
hombres y mujeres, de su escala de valores, de las profesiones de la época, del
lenguaje…abarca así una vertiente social muy significativa, como apuntábamos
anteriormente, que está dentro de la preocupación de su autor, de la necesidad
de mostrarnos la situación del país, el ambiente y todo ello sin necesidad de
moralizar en ningún momento, no hay un párrafo donde se atisbe esa
posibilidad, ese juicio de valor, ni a través del narrador ni de ninguno de sus
personajes, solo nos presenta el dibujo sobre el lienzo y nos describe la historia para que
sea el propio lector quien opine .
Con un estilo exagerado, precursor del tremendismo,
que alcanzaría su máximo nivel en la posguerra española, describe unos
personajes y unas situaciones, por momentos, parece que sacados de alguna
epopeya épica, por lo heroico de sus hazañas o lo grotesco, como la corrida de
toros que se lidia en el pueblo de Selvática, y nos presenta un mosaico de lo que, por antonomasia, puede
el perfil del andaluz medio de
principios de siglo - El maestro Lasarte, Dolores, Trini, Cordobán, Cachirulo,
Jaquimilla, Piesdeliebre, el doctor Pajarit, Salud-, perteneciente a una sociedad rural,
escasamente alfabetizada, con situaciones y pasajes propios de un sainete
coral, género que cultivó con éxito su autor …nos muestra los patios de vecinos, que hacían las veces de lugar de reunión, comedor común, encuentro de
amores, convivencia en familia… y sobre todo las tabernas, lugar de
psicoanálisis colectivo, de interacción
social y centro de negocios. Las tabernas tienen una gran importancia en el
libro donde se describen pasajes memorables ocurridos en ellas, como
epicentro de la vida social de la época con los tahúres, los cuadros flamencos,
las bailaoras, los personajes de la noche. Todos los diálogos de sus
personajes, sin excepción, están escritos en la fonética dialectal
andaluza de la época, haciendo una
especie de “preciosismo modernista” a la inversa, en palabras de Cansinos-Assens. Esto no
esconde cierta dificultad, si se piensa que para algunas palabras en “andaluz”
difícilmente encontramos hoy su significado o su trascripción al castellano.
La novela, adolece de cierta fragmentación
narrativa, donde algunas escenas parecen tener más fuerza como un hecho aislado
que como parte del conjunto de la obra, quizás aquí intuyamos la inercia de su
autor a favor de relato o novela corta, que también cultivó con éxito, o de la
pieza teatral. También aparecen ciertos personajes aislados que sin dejar de
ser pintorescos no aportan mucho, o casi nada, a la novela, por eso que aún
tratándose de una novela no extensa hay partes que le sobran y podría haber
quedado aún más aligerada sin que le echáramos en falta ese exceso. Con todo,
es una novela que va alcanzando su excelencia a medida que se avanza y que al
final del todo llega a su momento álgido de contenido y de estilo.
Escrita a comienzos, de lo que suele conocerse como
“época dorada de la tauromaquia”, aquel fabuloso lapsus de tiempo transcurrido
entre 1912 y 1920, y donde se dieron cita las dos máximas figuras de la época,
Juan Belmonte y Joselito el Gallo, supone una innovación en la literatura de
corte “taurómaco”, ya que se acerca a la figura del torero y de su entorno
desde una óptica realista, naturalista, alejada de la literatura anterior de la
época romántica donde todos sus personajes eran semihéroes aflamencados,
aristócratas, triunfadores o sus mujeres damas de alta cuna… Junto a la
vertiente social mencionada, hay una vertiente taurina en esta novela muy
importante, y aunque se haya apuntado que nació como una pretendida noción
antitaurina, el autor demuestra ser un profundo conocedor del mundo, del argot
y del sentimiento taurino, describe pasajes donde perfectamente demuestra
conocer las suertes del toreo, la técnica, etc…fruto todo ello, posiblemente,
de que en la época en que está escrito el libro el lenguaje taurino estaba más imbricado en la sociedad
que hoy día y sobre todo gracias a su labor como periodista.
El autor, a quien Pío Baroja llegó a definir como
“tipo revulsivo, un andaluz gordo, seboso, con el pelo rojo, como de virutas, y
que hablaba mal de todo el mundo…”, abarca en esta obra una tercera vertiente,
junto a la social y la taurina, que a mi me interesa mucho, y es la vertiente
artística, haciendo alardes de ser un buen narrador, describiéndo una época y
una profesión magistralmente, recreando los ambientes en que se mueven los
personajes como si se trataran de fotogramas del neorrealismo italiano,
y haciéndo uso de un gran léxico, y de mucha imaginación. Es , a mi parecer, una obra muy interesante de un autor desconocido para el gran público, que utilizó una voz y un lenguaje propios.
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